La educación no sólo crea fuerza laboral calificada, sino que también proporciona desarrollo social, cívico y personal. Desigualdad en el acceso a una educación de buena calidad contribuye a diferencias en los logros a lo largo de aspectos raciales, étnicos y económicos, y a la disminución del rendimiento de los estudiantes en los Estados Unidos frente a otras naciones industrializadas. Crear trabajadores calificados para una economía que está cambiando constantemente requerirá de inversiones estratégicas y una mejor educación y programas de desarrollo para la fuerza laboral, que deben ser coordinados y alineados con las necesidades empresariales.
Si bien el acceso a la universidad debe seguir siendo una alta prioridad, la mayoría de los empleos seguirán necesitando más que un diploma de secundaria (high school) pero menos que una educación universitaria de cuatro años, lo cual hace que la educación más allá de la secundaria sea cada vez más esencial. Con escases de trabajadores en industrias críticas como el cuidado de la salud y la transportación de carga, nuestras universidades comunitarias (community colleges), los consejos directivos de juntas de trabajo, e instituciones de formación profesional deben proporcionar entrenamiento para la fuerza laboral.
A medida que la economía y la tecnología evolucionan rápidamente, muchos trabajadores tendrán que capacitarse nuevamente y hacer que su nueva destreza y habilidades concuerden con las que se necesiten en sus nuevos empleos; a menudo capacitándose varias veces durante toda su carrera. Pero nuestro sistema de desarrollo de fuerza de trabajo, con sus numerosos programas, iniciativas y fuentes de financiamiento, es a menudo difícil de navegar para los trabajadores.
Muy a menudo los graduados descubren que sus habilidades no coinciden con las exigencias del empleo porque la educación y el entrenamiento laboral no se adaptan con la rapidez suficiente, especialmente en industrias de rápido crecimiento. La falta de coordinación entre estos sistemas a menudo deja que las empresas no satisfagan sus necesidades.
Necesitamos un sistema de educación y desarrollo laboral eficaz, adaptable y coordinado para mantener al día las habilidades de los trabajadores. Y para garantizar que los trabajadores adquieran capacitación que concuerde con las necesidades empresariales, la comunidad empresarial debe tener un papel más importante en el desarrollo de programas laborales.