El transporte público reduce el número de automóviles en las carreteras, reduce la congestión para todos aquéllos que manejan y mejora la calidad del aire para todos. Y la movilidad permitida por el transporte público ayuda a nuestra economía y a nuestra calidad de vida proporcionándole a la gente mayores opciones para desplazarse.
Pero después de décadas de una inversión insuficiente, nuestra infraestructura de transporte está envejeciendo y necesita mejoras. Mucha gente opta por no utilizarlo debido a que le preocupan las demoras o la falta de frecuencia en el servicio. Muchos residentes ni siquiera tienen esa opción debido a que hay lugares que carecen totalmente de servicio. Al mejorar el transporte público, aumentará el número de pasajeros, lo cual hará que el sistema sea más accesible a un mayor número de personas.
El invertir en su mantenimiento pondrá algo de nuestra infraestructura en mejor estado, lo que reducirá las demoras y creará una creciente confiabilidad. Al hacer mejoras debemos de considerar la percepción que tienen los residentes del transporte público, puesto que la comodidad y la estética pueden hacer que un mayor número de gente viaje en tren o en autobús en lugar de manejar. También el uso de tecnología avanzada en el transporte público lo hace más eficiente; por ejemplo, proporcionando a los pasajeros información del status del servicio en tiempo real. Para aumentar la cobertura en la región, las inversiones deben de priorizarse para ampliar el servicio de autobuses a comunidades que ya están planeando proyectos de apoyo al servicio de transporte público.
Para pagar dichas mejoras, las agencias de transporte público necesitan abordar la cuestión del costo de sus servicios debido a que han ido en aumento rápidamente. Los nuevos ingresos — específicamente una porción del aumento a los impuestos a la gasolina y los ingresos por peaje de congestión — deben apoyar al transporte público. La región necesita investigar otras fuentes innovadoras de ingresos, tales como las asociaciones público-privadas.
Debemos de tener una perspectiva limitada y conservadora en lo referente a las grandes expansiones. En lugar de impulsar "mega-proyectos" costosos de tránsito, nuestros recursos deben de dirigirse a mejorar lo que ya tenemos. Mientras que el plan VAMOS AL AÑO 2040 apoya trenes de alta velocidad, estos deberán financiarse con fondos nuevos que se agreguen (en lugar de que reemplacen), a los fondos federales del actual sistema de transporte regional.